Suicidios en Venezuela: qué factores inciden en el aumento de casos

El Observatorio Venezolano de Violencia (OVV) ha alertado sobre el aumento de las cifras de suicidios en Venezuela. Entre enero y julio de 2023, se registraron 256 casos de violencia autoinfligida y 40 intentos. Mérida lidera la lista con un 13.7% del total registrado, le siguen Aragua (9.8%), Zulia (8.2%), Barinas (7.0%), Portuguesa (7.0%), Trujillo (7.0%) y Falcón (6.3%).

Existen diversos factores que pueden contribuir al suicidio, entre los que se encuentran los problemas de salud mental, como la depresión, la ansiedad y el trastorno bipolar son trastornos mentales que aumentan el riesgo de suicidio; factores socioeconómicos entre los que destacan la pobreza, el desempleo y la falta de acceso a servicios de salud mental pueden contribuir al suicidio, y el abuso y violencia presentes en el entorno.


Aunque el país no tiene una de las tasas más altas de violencia autoinflingida en la región, el incremento es preocupante.Hasta mediados del mes de mayo, 19 casos de suicidio fueron llevados a cabo por niños, niñas o adolescentes.

La especialista en psicología clínica comunitaria, Johana Cando, destaca que hay dos elementos fundamentales estudiados en los últimos años que han hecho que esta tasa de suicidio aumente. “Uno de ellos es el desarrollo de trastornos mentales, sufrimiento psíquico y emocional severo, y la desesperanza”.

Lo que, asegura, deja ver que la población cuenta con menos recursos físicos, emocionales y cognitivos para lidiar con lo que la crisis humanitaria conlleva. Aunado a la pandemia por Covid-19, que generó aislamiento forzado y provocó un aumento significativo de esta cifra.

― ¿Cuáles son los signos de advertencia de que alguien puede estar considerando el suicidio?
― Aunque esto termina siendo muy variado, hay ciertos signos en los que tenemos que estar alertas. Uno de ellos son los cambios severos en el estado de ánimo, sea desde la tristeza más profunda a un estado de ánimo predominantemente irritable, a cambios conductuales significativos en el funcionamiento de la vida del paciente, cambios en las rutinas y en los hábitos y en el estilo de vida que viene teniendo la persona. De alguna u otra forma también se tiene que estar atento, porque muchas veces ante un riesgo suicida los pacientes tienden a irse despidiendo de personas muy significativas, hacer notas, dejar pequeñas señales de que algo no está bien. Hay que estar muy alerta, sobre todo a estos tres primeros factores, cambios emocionales muy severos, cambios conductuales y alteraciones en la dinámica y en la rutina.

― ¿Qué puede hacer una persona si cree que alguien que conoce está pensando en suicidarse?
― Siempre tenemos que intentar hacer algo, es decir, el no hacer nada ante este tipo de sospechas no es una opción. Lo primero que tenemos que hacer es tratar de explorar la situación, confirmar la sospecha. Se pueden hacer algunas preguntas claves: ¿Cómo te sientes? ¿Has pensado en algún momento acerca de la muerte o en hacerte daño? ¿Por qué has pensado en hacer eso? Estas preguntas van a ayudar a medir un poco el nivel de riesgo en el que se puede encontrar la persona. Una vez que se tiene este primer acercamiento, hay que identificar redes de apoyo (persona que considere de confianza) que puedan prevenir un posible intento suicida. Esto es lo primero que se debe hacer como fase de emergencia, luego es necesario llevarlo a un profesional del área de la salud.

― ¿Cómo se puede ayudar a alguien que está lidiando con pensamientos suicidas?
― Mostrar una actitud comprensiva, libre de crítica, escucha activa, empatizar con el sufrimiento que está teniendo, sobre todo en ese momento, porque eso va a permitir que la persona pueda abrirse emocionalmente ante el sufrimiento por el que está atravesando. Es sumamente importante que ante alguna revelación de daño inminente de la persona hacia sí misma, nunca se debe prometer que lo que le está contando va a ser un secreto, porque de alguna u otra forma se compromete la integridad física de la persona que está frente a un riesgo suicida. Los elementos claves son siempre preguntar y escuchar, y mantenerse desde la empatía hacia quien está presentando esta situación. Otra de las cosas que se puede hacer es buscar la ayuda de un profesional, buscar centros de atención psicológico-psiquiátrico ,especializados en este tipo de atención. Es ideal que la persona pueda iniciar un proceso de atención psicoterapéutica que le ayude a poder ir desarrollando recursos internos para lidiar con el malestar emocional que está enfrentando.

― ¿Qué recursos existen para ayudar a las personas que están luchando contra pensamientos suicidas?
― En el país, realmente, no se encuentran muchos recursos físicos, por decirlo de alguna manera, para poder brindar atención de primera mano y óptima a estas personas. No solamente con tendencia suicida, sino personas con algún tipo de trastorno mental grave, porque no se cuenta con las condiciones para tratar como se debe a este tipo de pacientes, sobre todo si estamos hablando de intervenciones desde la salud pública. Sin embargo, a pesar de esto, siguen funcionando algunos centros de atención o algunas líneas que son de organizaciones internacionales.

― ¿Qué considera que puede hacer la sociedad y el Estado para mejorar la salud mental de las personas?
― Como sociedad es primordial abrir esa ventana para permitirse entender qué implica la salud mental, el poder desarrollar mayor empatía a la hora de concientizar y entender la problemática del otro y asimismo ser agentes que promuevan la importancia de la salud mental. El Estado tiene que impartir de alguna u otra forma políticas públicas que permitan a la sociedad educarse acerca de lo que es la salud mental. Poder crear centros especializados para atención psicológica y psiquiátrica que sean de calidad, no solamente en infraestructura, sino en la calidad del profesional que te está atendiendo. Tiene que partir de lo macro, es el Estado el que puede educar a la sociedad y darle el lugar de importancia que tiene la salud mental en la vida de cada uno. La salud mental es como la salud física. Si cada uno de nosotros le diéramos la importancia a la salud mental como se la damos cuando tenemos un padecimiento, cuando tenemos hipertensión, cuando tenemos algún tipo de enfermedad física, estaríamos ante una sociedad distinta. Ante una sociedad en donde de alguna u otra forma ha perdido la pena o va a perder la pena para poder decir necesito la ayuda de un psicólogo, necesito la ayuda de un psiquiatra. Hoy en día en Venezuela los centros de salud mental son muy pocos los que estén funcionando, que tienen las capacidades óptimas para un abordaje correcto de este tipo de situaciones.

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